¿Podemos conseguir que un ordenador funcione como la máquina más eficiente, sostenible e inteligente que conocemos, esto es, como el cerebro humano? Para la biotecnóloga Silvia Giménez Santamarina, investigadora doctoral en el Instituto de Ciencia Molecular (ICMol) de la Universitat de Valéncia, la respuesta es clara y rotunda: sí, es posible. Bajo esta premisa, Giménez presentaba el pasado mes de noviembre su proyecto NANOMEM TECH, dentro del ámbito de Tecnologías Habilitadoras, a la primera edición del Premio al Potencial Emprendedor de Proyectos de Investigación de Jóvenes Investigadores 2020, de la que ha resultado ganadora tras conocerse el fallo del jurado durante la celebración virtual del Foro sobre Empleabilidad y Emprendimiento Doctoral.
El objetivo principal de NANOMEM TECH, que es parte de la tesis doctoral desarrollada por Giménez Santamarina en el ICMol, es el desarrollo de nuevos materiales con aplicación en computación neuromórfica (que imita el comportamiento de las redes neuronales del cerebro) e Inteligencia Artificial (IA). Asimismo, el modelo de negocio de NANOMEM TECH incluye como valor añadido la oferta de servicios de asesoría científica para la fabricación a escala industrial de dichos materiales.
Tal y como explica la promotora del proyecto, «el imparable avance en Ciencias de la Computación, la IA y el Big Data de los últimos años es muy prometedor para la Ingeniería Neuromórfica, un nicho de mercado aún por explotar. Gracias a ella y a la involucración multidisciplinar de físicos, químicos, matemáticos e informáticos, NANOMEM TECH puede trabajar en el desarrollo de chips que funcionen como neuronas, que sean capaces de aprender y de tomar decisiones en base a un conocimiento previo, para ser integrados en los dispositivos de uso cotidiano, como móviles, televisiones, ordenadores, tabletas, automóviles, etc.». Silvia Giménez es un vivo ejemplo de esa visión tecnológica multicampo, ya que, además de Graduada en Biotecnología, se formó como Máster en Bioinformática y Estadística, y Máster en Nanociencia y Nanotecnología.
El jurado, integrado por expertos de los Comités Estratégicos de Innovación Especializados (CEIE) de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), procedentes del ámbito universitario, empresarial y de institutos tecnológicos valencianos, ha tomado su decisión tras valorar muy positivamente que NANOMEM TECH sea «una iniciativa ambiciosa y muy avanzada tecnológicamente. Es profundamente innovadora respecto a otras tecnologías existentes en el mercado en manos de grandes multinacionales».
El premio parte de una iniciativa de RUVID, Red de Universidades Valencianas para el Fomento de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación, y está financiado por la AVI. Como resultado del premio, la promotora de NANOMEM TECH recibirá mentorías individualizadas con dos expertos en emprendimiento, podrá desarrollar una página web para dar a conocer la iniciativa empresarial y adquirirá un lote de libros sobre emprendimiento, todo ello valorado en 2000 €.
Además de las universidades miembros de RUVID (Universitat de València, Universitat Politècnica de València, Universidad de Alicante, Universitat Jaume I de Castelló, Universidad Miguel Hernández de Elche, Universidad CEU Cardenal Herrera y Universidad Católica de València), en esta convocatoria se ha contado con la colaboración de la plataforma Carreras Científicas Alternativas.
LA INVESTIGACIÓN Y EL EMPRENDIMIENTO: UNA CONJUNCIÓN DE ÉXITO
La resolución de premio ha sido una «sorpresa muy agradable» para Silvia Giménez Santamarina y para el equipo de trabajo del ICMol que le acompaña en su proyecto ganador: Dr. Salvador Cardona (supervisor), Dr. Mehdi Yaghouti y Carlos Prado Socorro conforman las otras tres patas de NANOMEM TECH. Tal y como apunta Giménez Santamarina, «en nuestra empresa, trabajamos para ofrecer soluciones al reto de desarrollar y diseñar nuevos materiales versátiles, muy eficientes energéticamente, capaces de retener y analizar la información como lo harían las neuronas de nuestro cerebro. Conviene destacar la eficiencia del cerebro que, con no más de 20W (vatios), es capaz de analizar y clasificar la grandísima cantidad de información que recibe del entorno constantemente. Entre nuestros objetivos está desarrollar tecnologías que disminuyan hasta en un 80% el consumo energético de los nuevos materiales neuromóficos, así como la disminución del tamaño de los procesadores en varios órdenes de magnitud (miniaturización)».
Además, Giménez señala que «buscamos poner en valor la investigación de excelencia que se lleva a cabo en esta institución universitaria». Y añade que «en nuestra comunidad investigadora hay ideas excelentes, muy prometedoras, que necesitan inversión y formación específica para acercarse al mundo de la empresa. Por ello, premios como este son especialmente importantes, porque fomentan la transferencia de tecnología de universidad a empresa, tan necesaria para la competitividad económica y el avance social de nuestro país».
Fuente: RUVID